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Abstract

En Bolivia, la innovación en la agricultura es de suma importancia para el desarrollo. El sector agrícola de Bolivia se caracteriza por tener bajos índices de adopción de conocimiento avanzado en sus procesos productivos, a pesar de los esfuerzos continuos por parte de distintas instituciones y agencias de cooperación por desarrollar innovaciones entre los pequeños productores de escasos recursos. Una hipótesis para explicar este dilema es que el conocimiento y la tecnología proporcionados a través de las distintas iniciativas de desarrollo no han sido congruentes con las capacidades de absorción locales. Este informe presenta los resultados de un estudio de innovación local en cuatro regiones de Bolivia, en donde se cultiva maní. El estudio busca identificar qué tipo de organizaciones y mecanismos han contribuido a la introducción de las innovaciones. El marco de análisis utilizado sugiere que los productores introducen y aplican la innovación en respuesta a la utilidad que perciben de la misma, a las capacidades de absorción individuales y a las capacidades de absorción colectivas proporcionadas por un sistema amplio de la innovación. El estudio levantó información empírica sobre los conjuntos de innovación propuestos en cada una de las regiones analizadas, para sistemas de manejo tradicional y semi-mecanizado de maní, con el propósito de identificar los factores que incrementan el uso de estos conjuntos. Se identificaron cuatro conjuntos de innovación, uno por región, promovidos a través de diferentes instituciones de desarrollo activas en transferencia de tecnología, mediante diferentes arreglos colaborativos. Los cuatros oferentes de los conjuntos fueron: (1) La Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO), con financiamiento de la Fundación Valles, en el marco de los proyectos de investigación y transferencia aplicada (PITA) del Sistema Boliviano de Tecnología Agropecuaria (SIBTA); (2) La Fundación Promoción para la Investigación en Productos Andinos (PROINPA), con financiamiento de la Fundación para el Desarrollo Tecnológico Agropecuario de los Valles (FDTA-Valles); (3) La Fundación Promoción para la Investigación en Productos Andinos (PROINPA), con financiamiento de la Fundación Chaco; y (4) el Centro de Estudios Regionales de Tarija (CER-DET), con financiamiento de la FDTA-Chaco. Estas instituciones utilizaron distintos canales de intercambio de información, actividades de capacitación e inclusive subsidios a los productores para la promoción de los conjuntos. Los conjuntos de innovación analizados incluyeron componentes tecnológicos como: introducción de semillas y/o variedades mejoradas, optimización de la siembra, manejo de suelos, control de malezas, manejo y control de plagas y enfermedades, determinación del momento x oportuno de cosecha, manejo pos-cosecha y, en algunos casos, procesamiento del maní. El nivel de uso de cada uno de los componentes tecnológicos, que componía el conjunto propuesto en cada región, se utilizó para determinar el grado promedio de uso del conjunto. Se entrevistó en total a 120 productores con respecto a sus capacidades de absorción, su conectividad, y percepción en relación a la utilidad del conjunto de innovaciones propuesto. El estudio se complementó mediante entrevistas con agentes importantes del desarrollo agrícola y proveedores de conocimientos y tecnologías, con quienes los productores podrían aliarse. Los datos se analizaron con herramientas estadísticas, econométricas y de redes sociales de interacción. El grado promedio de utilización de los conjuntos de innovación entre los productores consultados osciló entre 50% y 70% en las distintas regiones, siendo significativamente mayor en las regiones en donde el conjunto implicaba una inversión menor y una mayor participación de las mujeres en la aplicación del mismo. La dotación con recursos de los productores no significó mayor diferencia en los niveles de uso encontrados entre los productores, sí sus condiciones de acceso a mercados, sus percepciones sobre la utilidad tecnológica y alimentaria de la innovación, y sus niveles de capital social y humano. Aquellos capaces de alcanzar el mercado a través de rutas más accesibles, y con un abanico de compradores más diversificado, presentaron mayores niveles de uso de los conjuntos. De igual forma, quienes otorgaron mayor importancia a la actividad manicera desde la óptica de la alimentación y la economía familiar, y percibieron un mayor efecto del conjunto promovido sobre la producción del cultivo, hicieron un uso más intensivo de la innovación. Finalmente, hicieron un uso más amplio del conjunto de innovación quienes poseen mayores niveles educativos y de comprensión del conjunto de innovaciones, mayor inclinación hacia la experimentación, vínculos más frecuentes e intensos con los técnicos de proyectos, así como con otros productores (vecinos y familiares, tanto a nivel individual como en el seno de las organizaciones) y mayor capacidad individual para desarrollar y mantener dichos vínculos. Adicionalmente, todas estas variables se combinaron en un modelo de regresión TOBIT con el fin de estimar la capacidad del mismo para predecir los niveles de uso de las innovaciones para cada productor individual. El modelo así desarrollado fue capaz de explicar alrededor de la mitad de la varianza de los datos. Con estos resultados se pudieron aprobar las hipótesis de que entre mayores las capacidades individuales de absorción, más altos los niveles de uso de la innovación, y de que entre más altas las capacidades de absorción colectiva -incluyendo la interacción y el aprendizaje común-, más altos los niveles de uso de la innovación. Sin embargo, la hipótesis de que entre más alta la percepción sobre la utilidad del conjunto de innovación, más altos los niveles de uso, no se pudo comprobar. Parece que el degrado de utilidad del conjunto no es necesariamente el xi elemento motivador para que los productores adopten una innovación; son más que nada las capacidades las que les permiten absorber estas innovaciones y los productores aprenden sobre la alianza a través de la interacción con otros actores. Los resultados llevan a concluir que para poder involucrar más y mejor a los pequeños productores de maní en los procesos de innovación, se deberá (1) adaptar los conjuntos de innovación a los capacidades de absorción de los productores, (2) tratar de mejorar las capacidades de absorción individuales por medio de esquemas de financiamiento, capacitación y sensibilización, (3) promover e intensificar sustancialmente la interacción entre oferentes de innovaciones y productores, de forma tal que permita desarrollar capacidades de absorción colectiva y un aprendizaje común sobre la aplicación y la aplicabilidad de la tecnología y (4) incluir también actores de los sectores de acopio, procesamiento y exportación en las alianzas puntuales, a fin de mejorar el entendimiento común sobre producción, calidad y condiciones del mercado y abrir acceso a mercados y financiamiento complementario.

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